domingo, 2 de marzo de 2008

Canción para mi


Yo era aquel molino robusto bien plantado.
Que con un poco de ruido con los vientos que peleaban yo jugaba/ giraba y reía, porque sabía que aquella tarde al caer la noche, con un poquito de rocío a mi pequeña niña a mis brazos traería, cuanta alegría mezclada con alegría, cuanta ternura en mis manos yo tenía.
Y ahora después de un tiempo largo, de algunos años, no que digo, después de un ratito/ un instante, apenas algunos segundos o quizás algún día.
Cuanta alegría mezclada con tristeza, cuanta sequía por mi pequeña que el rocío trajo un día.
Cuanta alegría, cuanta tristeza mezclada con alegría, en sus ojos y en los míos, porque sabía que aquel viento que ayer giraba el molino, hoy con sus alas tiernas y puras ya sentía, y lo envolvió entre ellas un día y se fue ése día, cuanta tristeza, cuanta sequía, cuanta tristeza mezclada con alegría que dejaba y se alejaba del viejo molino, mirando el cielo, con el pecho apenas tibio. Mirando al cielo y ya sin ruidos, cuanta tristeza mezclada con alegría, mirando al cielo con ojos que ya no miran.
Cuanta sequía en aquel molino ya tan quieto, sin ruidos, solo con óxido en los pies por mi pequeña, por aquel último llanto mío.

No hay comentarios: