sábado, 12 de abril de 2008

Olvidada presente

Me siento solo/ a oscuras
Sin aire debajo de la tierra
Pero aun con la sangre tibia
Con latidos tenues
Con los ojos desorbitados
Y estallo
Se enfurecen mis manos
Bien descansadas de una siesta larga
Y renazco
Me expulso en el aire bien alto
Desde abajo no me veo
Juego con los cuatro vientos
Reconozco la lluvia
Y me diluyo en ella
Y otra vez penetro en el suelo
Y sigo en ella
Hasta alcanzar el mar
Y navego
A la deriva/ al garete
Sin prisa y sin sed
Hasta golpear mi espalda
Con una antigua botella
No estaba sola
La acompañaban varias lágrimas secas
De tan secas vencidas

En su vacío albergaba una carta
Quería leerla
Pero sentí mucho frió
Corrí entonces por encima del agua
Como una piedra arrojada
Que logra dar saltitos
Para morir calentito
En algún vientre materno
Y una vez muerto
Abanicaré con mis manos
Y con mi último aliento
La tierra
Y al apagarse quien sabe que estrella
Resurgiré de nuevo
Para encontrar aquella carta
No olvidada
Que debí haber leído.


No te arrepientas
De lo que no hiciste
Aunque el tiempo se acorte
Volviéndolo a intentar.



2 comentarios:

Néstor Morris dijo...

Daniel

Es esta una estupenda entrega con metáforas que embellecen cada tramo del mismo.

Felicitaciones por tu trabajo.

Un abrazo.

susana espíndola dijo...

Quizás para salir de esa tierra a oscuras, de esa soledad, descubrir una carta y en esa escritura, esas letras, esas huellas de alguien que nos ha escrito, donde salir de nuestro propio olvido, de esa sensación de sepultura y encontrar en la lectura, la posibilidad de hallar esa vida fuera, ese aire que venga a renovar la vida, la poesía, nuevamente.
Llegué a tu blog por Néstor Morris, y aquí ando descubriéndolo.
Saludos!!!!